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Cubanas resilientes, empoderadas, exhaustas y sumamente valientes

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Hoy, de la mano de su autora, estaremos descubriendo los valores del libro Cubanas resilientes, empoderadas y exhaustas. Tribulaciones del empoderamiento femenino en Cuba, publicado bajo el sello de RUTH Casa Editorial.

Es imposible negar que las cuestiones de género suelen ser controversiales. Las razones pueden ser diversas pero, esencialmente, parten de dos vertientes generales: por un lado, quienes promueven la igualdad, la libertad del ser humano a reconocerse a sí mismo más allá de los patrones de género y por el otro lado, quienes, por ignorancia o conveniencia, se oponen a todo aquello que rompa con cánones heteronormativos, patriarcales, en defensa del orden social que por tradición, no ve más allá de hombre o mujer, y les diseña roles incluso, antes de venir al mundo.

Se preguntará usted, amigo lector, qué nos motiva a comenzar de este modo nuestro texto de hoy. La razón se la explicamos de inmediato, no sin antes invitarlos a seguir junto a nosotros estas líneas y, como de costumbre, hacerles la mejor de las invitaciones, la que conmina al pensamiento y la reflexión.

Un libro. La puerta que se abre a un necesario debate social

Ahora sí les contamos. La razón por la que comenzamos este texto aludiendo al debate social relacionado con temas de género es porque hoy, de la mano de su autora, estaremos descubriendo los valores del libro Cubanas resilientes, empoderadas y exhaustas. Tribulaciones del empoderamiento femenino en Cuba, publicado bajo el sello de RUTH Casa Editorial. El texto está disponible en formato digital a través del enlace https://ruthtienda.com/marta-nunez-sarmiento/1409-cubanas-resilientes.html.

 

Nacido no solo como resultado de años de investigaciones y trabajo comprometido, sino de los sentimientos y convicciones de la Dra. C. Marta Núñez Sarmiento, una mujer que cree sinceramente y de forma invariable en la libertad de cada persona para reconocerse a sí misma, aun si esa concepción implica romper los “límites” socialmente impuestos por el hecho de haber nacido biológicamente hombre o mujer. 

 

La lucha incesante de la mujer cubana para lograr su emancipación, para ocupar el lugar en la sociedad que los roles de género preestablecidos le habían negado, y para sobreponerse a las disímiles cargas que aun pesan sobre sus hombros, centran el texto. Claro, sin perder de vista la muy amplia concepción de género de la autora que también, podrás leer más adelante.

 

Acerca de las semillas del pensamiento en las que habitaba este texto, de los conceptos que asume su autora, y de otros aspectos indispensables para mostrar la valía de este libro y motivarlo a usted a su lectura, conversamos en exclusiva con la autora para este Blog.

 

 ¿Cuáles fueron sus motivaciones para profundizar en la temática de género en el contexto cubano que, a la larga, han sido la génesis de este libro?

 

Ante todo quisiera aclarar que para mí, género supera el binarismo de hombre y mujer porque incluye a la amplia variedad de personas con diferentes orientaciones e identidades de género.  Estas que se conocen como LGBTIQ+. En mi opinión, Cuba superó hasta hoy mucho la homofobia. Esa que está tan intensamente enraizada en hombres y mujeres todavía. Al menos lo ha hecho legalmente, que es un camino importante para la equidad y es un ejemplo en el mundo. También lo ha hecho, yo creo, en los medios, sobre todo en la televisión y alguna prensa escrita, pero aún persiste con fuerza la homofobia en los comportamientos de las cubanas y los cubanos. 

¿Qué me motivó a profundizar en la temática de género, en un libro que trata sobre la mujer?, que en el caso cubano, los avances de las mujeres en los últimos sesenta y cinco años, posibilitaron la lucha contra el patriarcado y contra la homofobia. Estimo que, en todo caso, cualquier cuestión que afecte positiva o negativamente a las cubanas, afectará igualmente positiva o negativamente la lucha contra la homofobia. Mi tesis, más que una hipótesis, es que si fue posible que las cubanas avanzaran como nunca antes, ¿por qué no hacerlo reconociendo los derechos de las personas con diferentes comportamientos a los heteronormativos en cuestiones sexuales? 

 

Desde su punto de vista, ¿qué patrones marcan la lucha por la igualdad de género en Cuba?

 

Desde 1959, los patrones para la temática de género los voy a dividir en tres. Primero lo que es la mujer, después lo que son las cuestiones de la lucha contra la homofobia y después los problemas de los hombres. 

 

En el caso de las mujeres yo creo que los avances se deben a que hubo, desde el principio, programas para: primero, hacer que las mujeres fueran iguales a los hombres y luego, dejar sencillamente que nosotras superáramos a los hombres en muchos aspectos, y en otros todavía no. 

 

¿Qué características tienen estos programas? Uno, abarcaron todas las áreas de la sociedad al unísono, al mismo tiempo desde la política, la economía, la ideología, cultura y la legalidad. Dos, comenzaron hace sesenta y cinco años y nunca pararon, no pararon durante la COVID-19. Increíble pero no pararon. 

 

Han sido muy flexibles. Los programas se idearon de arriba-abajo, es decir, desde los decisores políticos, pero también han tomado en cuenta lo que sucede de abajo a arriba y se han cambiado. Y por último, cuarta razón para que sean tan integrales estos programas, nunca esperaron que hubiera un crecimiento económico para atender las cuestiones de la mujer, sino que al mismo tiempo en que se desarrollaban los programas sociales, económicos, políticos en Cuba, se incluía el aspecto de la mujer.

 

En el caso de las cuestiones de género en la lucha contra la homofobia. Empezó a fines de la década del setenta, por la educación sexual en las escuelas y en la población ¿Qué sucede en las escuelas? En las escuelas no funcionó porque no estaba incluido obligatoriamente y además los maestros casi se negaban a darlo. 

 

Sin embargo, en el punto de vista de la salud pública sí se trabajó mucho en esta cuestión de la lucha contra la homofobia, incluso se hicieron las primeras operaciones de transgénero en el año 1988, y después se volvieron a retomar a principios de este siglo. Una cosa importante en salud pública, es que en los textos de estudios de medicina, se suprimió la concepción dogmática de verlo como una enfermedad. 

Creo que también han ayudado los medios de manera positiva. En el caso de las telenovelas ha sido muy claro ahora.

 

 ¿Cuándo comenzó a tomarse realmente en serio esto desde el punto de vista de la equidad? En la Conferencia del Partido, 2011, que había un artículo que planteaba que no se podía discriminar a ningún ciudadano por su orientación sexual o por su identidad genérica. Después vino la Constitución del 2019. No pudo incorporar la legalización del matrimonio de las personas del mismo sexo, pero sí en siete artículos se planteó la no discriminación de personas con conductas, con comportamientos, con actitudes diferentes a la heteronormativa sexual y al fin, en el Código de las Familias, 2022, se logró legalizar el matrimonio de personas de un mismo género.  

Pero esta lucha contra la homofobia, esta forma de equidad ha sido muy reciente, toma tiempo todavía para que pueda llegar a la cotidianidad de la población. Pero por lo menos está la plataforma legal y política que no existe en otros países.  

Faltan muchísimas otras cosas, por ejemplo, que al fin se apruebe y se incorpore en los programas de la educación general, desde el preescolar hasta doce grado, el programa de educación sexual integral que está formado desde el año 2021.

 

Paso a la deuda grande que hay en cuestiones de género. El caso de los hombres. No hay programas eficientes para cambiar las masculinidades en el sentido de cambiar dos formas del patriarcado que nos afectan a todos, a las mujeres en especial. La homofobia, y que los hombres no participan en las tareas del hogar. Esta última cuestión, esta última deuda de los programas de la masculinidad tiene que enfrentarse ya.

 

 ¿Qué retos puso frente a las mujeres la etapa de COVID-19, como para que sea indispensable hablar de ese periodo en este texto?

 

Los retos de la COVID-19 a las cubanas fueron enormes. Diría que colosales. Tuvimos que inventar estrategias para sobrevivir el confinamiento, los miedos al contagio, la carencia de productos en materia de alimentación, de higiene, de medicamentos, las colas.  Por eso mi propuesta inicial en el libro solo tenía los textos sobre la COVID-19 y género, (no solo mujer en Cuba en este periodo), pero Tablada y su equipo editorial, me pidieron que incluyera estudios que explicaran el antes de la COVID-19 en Cuba para que las mujeres progresaran tanto y pudieran comportarse como lo hicieron durante ese periodo. Por eso la explicación de ese particular, forma parte de la primera parte del libro. 

 

Vuelvo a las mujeres cubanas durante la COVID-19. Realmente se crecieron, no solamente en el ámbito familiar, donde tuvieron que hacer cosas excepcionales, por ejemplo en la educación de sus hijos, sobre todo los niños de preescolar hasta doce grado, que no podían interactuar desde el confinamiento con las maestras, a quién le preguntaban, a las mujeres de la casa. 

 

También las mujeres que se mantenían trabajando durante la COVID-19, tuvieron que enfrentar los problemas de transporte, los problemas del miedo al contagio, y no dejaron de estar empleadas. Pero lo más importante fue en salud pública y en los centros de investigación científica. En el caso de salud pública, estaban las médicas y las enfermeras que son la mayoría de este personal en Cuba, que desde el médico de la familia hasta su presencia en los hospitales e instituciones de salud, estuvieron previniendo la enfermedad, tratando a personas que estaban enfermas y viendo en su recuperación. Después tuvieron un papel muy importante en la vacunación. 

 

En el caso de las mujeres en los centros de investigación vinculados a la salud también fueron enormes.  Crearon y produjeron las tres vacunas contra la COVID-19 que están certificadas. 

 

El problema está en qué pasó después, en el post COVID-19 que ha sido un periodo de crisis en el mundo y crisis por supuesto en Cuba también. En el caso del empleo femenino en este periodo, o sea, después del 2022, las mujeres increíblemente dejaron de estar empleadas activamente, especialmente en el sector público. Es decir, en los sectores estatales.  

 

Lo peor fue que, según las estadísticas del 2023, redujeron su participación entre los profesionales y los técnicos. Esto es muy triste porque desde 1991 hasta 2022, fueron las dos terceras partes de todos los profesionales y técnicos. Ahora ya en las estadísticas de 2023, esta tasa va de 61 y 65 por ciento de mujeres entre los profesionales y técnicos, a 47 por ciento, cuando desde 1978 nosotras somos cincuenta por ciento y más de los profesionales y técnicos.

 

Esta sí es una cuestión muy triste, que está sucediendo en estos momentos y posiblemente en el 2024 sea peor. Razones hipotéticas para este descenso, para esta desvinculación de las mujeres de la fuerza de trabajo activa y sobre todo las profesionales porque faltan estudios: la emigración hacia el exterior creció, primero fueron los hombres pero después desde fines del 2022 y en el 2023, se le unieron las mujeres, entre ellas, mujeres que trabajaban. Esta emigración al exterior, hizo que decreciera la población cubana, y se estima que en estos momentos es menos de diez millones de habitantes. 

 

 La otra razón hipotética para este problema de que las mujeres abandonaran el empleo, es que pasaron de trabajar en sectores públicos, sobre todo las profesionales, a trabajos del sector privado porque tenían mayores ingresos aunque no ejercieran sus profesiones. 

 

Tercera razón hipotética, las mujeres que llegaron a la edad de jubilación, porque nacieron entre el sesenta y el sesenta y tres, se jubilaron y no volvieron a contratarse. 

 

La última razón hipotética, es que simplemente muchas mujeres se cansaron de estar empleadas con bajos salarios. Dejaron sus empleos para quedarse en casa, bien cuidando a los ancianos, los niños, a ellas mismas o sencillamente para asumir trabajo informal. En estos momentos las mujeres son la reserva del país porque son la mayor parte de la población en edad laboral que no está activa, pero si no cambian las condiciones de empleo, sobre todo si no suben los salarios y mejoran las condiciones de transporte, entre otras cosas, no se logrará que se incorporen al trabajo ni que integren la fuerza de trabajo activa.

 

 Dentro del ya bastante amplio sector privado de la economía cubana, ¿cómo valora usted la participación de la mujer?

 

La participación en el sector privado aumenta, aumentó del 2022 al 2023, por la migración del sector estatal al sector privado buscando mayores ingresos, por nuevas incorporaciones de mujeres que antes no trabajaban y como les dije, por ingresos, aunque con menos calificación, pero estos no son sectores que aseguran el desarrollo del país. Ese sector es el público, donde la mujer era hasta el 2022, la mayor parte de las profesionales y técnicas. 

 

¿Por qué resilientes, empoderadas y exhaustas?

 

Admito que en mi primer título, el orden era diferente. Yo empecé por mujeres empoderadas, resilientes y exhaustas, pero de nuevo Tablada y su equipo me convencieron de comenzar por resiliencia y tuvieron toda la razón. 

 

¿Por qué la resiliencia? Porque la sobrevivencia de las cubanas, la capacidad para sobrevivir no tiene discusión. Lo demostraron en el periodo especial y lo reafirmaron durante la COVID-19.  Esta resiliencia es la capacidad de generar estrategias para sobrevivir y llevarla a la práctica día a día. No solamente generarla sino convertirla en realidad, por su alta profesionalidad, su alta calificación laboral, y por su alto nivel educacional. 

 

Estas fueron razones para el empoderamiento femenino.  Es decir, la resiliencia de la mujer basada en su capacidad para elaborar estrategias de sobrevivencia en su día a día, en su cotidianidad, en la familia, pero además, en sus empleos como mujeres calificadas, con alto nivel de educación, les llevó a que fueran mujeres empoderadas que tienen una alta capacidad para tomar decisiones de las cosas más pequeñas hasta las más grandes en sus empleos y por supuesto en su familia.

 

Lo de exhaustas es la carga de la segunda jornada, que siempre la hemos llevado las mujeres y eso se agravó durante la pandemia y sobre todo en la crisis post COVID-19. Por eso yo decía en otra de mis respuestas que hay que rápidamente hacer un programa para atender los problemas de la masculinidad en Cuba. Sigue sin participar en la segunda jornada y esto es imposible, esto hay que cambiarlo rápido. Ahora hay salidas para este y para todos los problemas que implicaron esta cuestión de estar exhausta sí, pero requiere un reajuste, que se repiense. Mejor dicho, que se repiense desde los más altos niveles de la política y la política económica de este país, y con mucha urgencia. 

Largo ha sido el camino de la mujer cubana, y nos atrevemos a decir, del mundo, en defensa de sus derechos, del reconocimiento social de su lugar, fuera de las cuatro paredes del hogar, de los platos y la ropa sucia, del llanto de sus hijos. Un camino que todavía no termina, como no lo harán tampoco la determinación y la fuerza del mal llamado sexo débil. Nunca es tarde para entenderlo y siempre, es buen momento para comenzar el cambio.

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