Preocupado, el escritor Nilson Arauz se pasó la mano por la cabeza. Su última novela, de carácter histórico, le había consumido seis años de trabajo. Tras una obra complicada quería hacer algo rápido e interesante. Tenía dos proyectos en mente y debía decidirse por uno. El primero se refería a un hecho ocurrido sesenta años atrás. Un crimen macabro daba inicio a la historia.