En tiempos muy remotos vivió un rey que tenía el rey tres hijos y en su palacio un hermoso jardín, donde crecía un árbol que daba manzanas de oro. Cierta mañana, le faltó una. Se dio parte al rey, y este ordenó que todas las noches se montase una guardia al pie del árbol. En cuanto oscureció, dispuso que el mayor hiciera en el jardín la primera guardia. Pero al llegar la medianoche, el príncipe no pudo evitarlo y se quedó dormido, y, al despuntar el sol, faltaba otra manzana. Igual sucedió al siguiente hermano. Llegó después el turno del hijo más pequeño, que estaba muy dispuesto a cumplir con su deber; y el rey, le dio por fin permiso para hacer la guardia. Se acostó el muchacho al pie del árbol con los ojos bien abiertos, decidido a no dejarse vencer por el sueño. Al dar las doce oyó un rumor en el aire y, al resplandor de la luna, vio que se acercaba volando un pájaro cuyo plumaje resplandecía como un ascua de oro... y entonces sucedió que...
