Ocho cuentos componen esta antología. Ocho cuentos que se leen de un tirón, como quien degusta una agradable bebida después de una enojosa jornada. Y no por pintar paisajes o ambientes bucólicos, sino por la personal y fluida manera de contar en la que narrador y personajes se mezclan sin confundir al lector, contribuyendo al despliegue ágil de las tramas, atractivas, además de incitadoras a la reflexión.