• ¡Disponible sólo en Internet!

Ocho historias para un domingo

4,99 €
Impuestos incluidos

Cuando ves a Maikel Chávez venir hacia ti con los brazos abiertos gritando de alegría, no puedes dejar de reír y saltar de felicidad. Él te contamina. Si lo escuchas por la radio haciendo las voces de muchos, muchísimos personajes, te dices « ¿Cómo puede?», « ¡Qué bárbaro!». Al verlo sobre el escenario actuando y manipulando muñecos, te maravillas y lo admiras: tan buen actor y titiritero es. Si lees sus obras, comentas « ¡Qué clase de dramaturgo!». Y te diviertes, y aprendes, y lloras a veces, y cantas con sus personajes, y vuelves a reír y a saltar de felicidad… porque Maikel te contamina, te contagia, te transmite todo lo positivo que hay en él. Y como él, son sus piezas teatrales.

Cantidad
In Stock

Cuando ves a Maikel Chávez venir hacia ti con los brazos abiertos gritando de alegría, no puedes dejar de reír y saltar de felicidad. Él te contamina. Si lo escuchas por la radio haciendo las voces de muchos, muchísimos personajes, te dices « ¿Cómo puede?», « ¡Qué bárbaro!». Al verlo sobre el escenario actuando y manipulando muñecos, te maravillas y lo admiras: tan buen actor y titiritero es. Si lees sus obras, comentas « ¡Qué clase de dramaturgo!». Y te diviertes, y aprendes, y lloras a veces, y cantas con sus personajes, y vuelves a reír y a saltar de felicidad… porque Maikel te contamina, te contagia, te transmite todo lo positivo que hay en él. Y como él, son sus piezas teatrales.

Referencias específicas