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Taquigrafía: el arte que desborda la pasión

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Todo buen libro tiene alma, y la tiene, sobre todo, en la medida en que el autor implica en su creación más que talento y buenas ideas: el corazón. Para cada ávido lector, esa percepción es inmediata y obviamente, gratifica la ejecución de ese acto sin igual que es la lectura.

Todo buen libro tiene alma, y la tiene, sobre todo, en la medida en que el autor implica en su creación más que talento y buenas ideas: el corazón. Para cada ávido lector, esa percepción es inmediata y obviamente, gratifica la ejecución de ese acto sin igual que es la lectura.

 

Y precisamente de uno de esos libros nacidos con alma propia conversamos hoy. Lo hacemos de la mano del hombre que le dio vida, a la par que realizaba el sueño de contar una historia que hace mucho merecía ser contada.

 

Taquigrafía en Cuba. Un viaje en el tiempoes, como su propio título lo indica, un tránsito apasionante, que de forma precisa supo articular su autor Elio E. Perera Penaperiodista de profesión, taquígrafo e investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), que, en coedición con RUTH Casa Editorialabrieron la puerta por la que salió a la luz este valioso texto.

 

Sobre sus motivaciones, las opiniones individuales de los hechos que narra, la relación de la taquigrafía inmersa en la historia de Cuba y otros temas, conversamos con el autor, para que nuestros lectores, amplíen su universo de percepción en el momento de acercarse a la lectura del libro.

 

-Su pasión por la taquigrafía, el estudio minucioso de su devenir histórico, la capacidad de aportar no solo datos históricos de interés, sino de darle contenido humano a esos sucesos, habla de una identificación con “el arte de escribir veloz”, que va más allá de lo profesional. ¿Cómo nace ese sentimiento?

 

«Mi pasión por la Taquigrafía nace derivada de mi intranquilidad como niño. Era hiperactivo, y mis padres decidieron que aprendiera a leer a los tres años nada más y nada menos que con la Revista Bohemia, nada de muñequitos, y que a los cuatro me adentrara en el mundo de los signos y gramálogos taquigráficos, así como en la mecanografía».

 

«En principio me gustaban mucho los signos taquigráficos, me llamaban sobremanera la atención, pero los hallaba muy complicados. En fin aunque me gustaba la Taquigrafía, la Mecanografía despertaba mucho más la atención. A los cinco años, uno de los regalos fue una Máquina de Escribir Underwood. Para mí aquello fue genial. Yo, que apenas tengo habilidades manuales, aprendí a darle mantenimiento a aquella máquina y siempre he estado enamorado de ella. Realmente la Taquigrafía y la Mecanografía es pasión, que algunos ven solo en las damas, pero que los caballeros también somos amantes con ellas».

 

-Cuba fue el primer país de Latinoamérica en el que se introdujo el método taquigráfico de Martí Mora. Por otra parte, durante la neocolonia fue muy grande la presión desde los Estados Unidos para que se asumieran métodos de raíces inglesas, como otra variante de colonización. ¿Desde su punto de vista, resistió la taquigrafía cubana ese embate?

 

«Con el decursar político e histórico desde la introducción de la Taquigrafía en Cuba en 1804, los métodos taquigráficos de raíces hispanas, no solo los de Martí Mora, sino los de Orellana y otros, no resistieron el embate de los métodos taquigráficos de raíces inglesas, sobre todo del Sistema Pitman y del Sistema Gregg».

 

«En la primera década del 1900, el propio Gregg quien era un excelente publicista, visitó Cuba varias veces, junto con el magnate estadounidense que comercializaba las máquinas de escribir Remington. Quiero con esto decir que fue un sentimiento monopólico, que si bien venia desde la Colonia logrando sus objetivos, alcanzó su verdadera hegemonía con el nacimiento de la República, incluso no solo desplazando los métodos taquigráficos Gregg y Pitman a los de raíces hispanas, sino desplazando también a los de raíces inglesas, como el Munson, y otros. Uno de los taquígrafos más destacados en la Colonia y en las primeras décadas de la República fue Frank Betancourt, practicante del Método Munson, ni aún con su prestigio taquigráfico logró que su estilo se revitalizara».

 

«Aunque es válido destacar que el propio profesor de la Osa, y esto lo conversé varias veces con él, ponía en la tapa de los Folletos con el método creado por él, ponía, inspirado en el sistema Pitman. Y en mi opinión, el método taquigráfico De la Osa, excelente profesor, periodista, mecanógrafo y taquígrafo, uno de a los que dedico el libro, pues el método De la Osa tiene mucho más de Martiniano, el original en lengua hispana, que de Pitman. Y la razón puede estar dada porque Yoyo el sargento que le enseña Taquigrafía a De la Osa no sabía qué método estaba enseñando, lo aprendió, sin importarle el sistema, y entonces De la Osa lo que hace es desarrollar lo que había aprendido con ese sargento, doblando o triplicando la velocidad».

 

«Vale destacar que Francisco de Albear y Lara, el del acueducto de La Habana, uno de los primeros practicantes de Taquigrafía que tuvo Cuba, advirtió desde muy temprano de la necesidad de mantener vivo el espíritu taquigráfico en lengua hispana, lo que después en la República defendieron otros ilustres, como Enrique José Varona».

 

-Las páginas de este libro tienen el mérito de poner a la taquigrafía siempre en contexto, no viéndola como un fenómeno aislado, sino como parte orgánica de la evolución histórica de nuestra sociedad. ¿Pudiera decirse que descansa en la taquigrafía otra vertiente testimonial de la historia de Cuba, tanto por su legado documental, como por su propio desarrollo intrínseco?

 

«En la Taquigrafía descansa también la vertiente testimonial de la historia de Cuba, tanto por su propio desarrollo como por su legado documental. Desde un inicio, Jaime Flori quien la introduce, tomó los discursos de los representantes de las iglesias, en las fiestas coloniales los taquígrafos eran un espectáculo más, acompañando a los ideales de la Ilustración. La Taquigrafía estuvo presente en el campo insurrecto. Desde la Junta Revolucionaria en New York se pasaban mensajes taquigráficos, doblemente codificados con números las letras, al estilo de un sistema de claves de cifrados, y después en Cuba otros taquígrafos que tenían la clave requerida los descifraban. Uno de los hermanos del citado Frank Betancourt murió en combate, y los españoles capturaron uno de esos mensajes taquigráficos y no pudieron descifrarlo».

 

«En la Asamblea de Santa Cruz del Sur, cinco taquígrafos con ideales independentistas toman las actas de esa Asamblea, en el libro aparece la primera de esas Actas en que hablan en la primera reunión Bartolomé Masó y Calixto García, a través del acta taquigráfica nos percatamos que Calixto García al referirse a los más jóvenes da una lección de modestia y patriotismo».

 

«En 1901 taquígrafos estadounidenses hicieron hasta lo imposible por tomar las actas taquigráficas de la naciente constitución en la República, lo que fue impedido por taquígrafos patriotas masones cubanos, al frente de los cuales estuvo Fernando Figueredo Socarrás. Y así estuvo siempre presente la Taquigrafía en los principales acontecimientos políticos, culturales y hasta sociales. La primera mujer taquígrafa María Lacoste, todavía estamos investigando sobre ella, por los documentos revisados, todo parece indicar que es hija de Perfecto Lacoste, quien dirigió un sistema de claves y cifrados al frente del cual estaba Antonio Maceo. Asimismo, es de destacar y continuamos estudiando el empleo, que al parecer fue grande, que tuvo la Taquigrafía en el mundo eclesiástico cubano, y en el masónico».

«Para aprender Taquigrafía hay que adquirir a plenitud el mayor conocimiento posible del idioma en que se escribe, la taquigrafía es un lenguaje escrito, no hablado; en resumen, si usted no domina a la perfección su idioma le cuesta mucho trabajo transcribir un material taquigráfico. De ahí que haya influido también en el desarrollo educativo cubano, desde su propia introducción. En la Colonia en momentos en que España había autorizado la publicación en Cuba de 113, entre libros y folletos, pues 60 de ellos eran referidos a los sistemas taquigráficos y su enseñanza».

 

-La propia historia de la Revolución Cubana a partir de 1959 ha hecho que las personas se familiaricen con el término taquigrafía. Usted dice claramente en el libro que ese triunfo, marcó un punto de giro indiscutible para los taquígrafos y mecanógrafos cubanos. ¿Por qué?

 

«Cuando triunfa la Revolución cubana, en 1959 existían muy buenos taquígrafos entre los que estaba el profesor José Antonio de la Osa, quien se dedicó, entre otros, a formar nuevos y nuevas taquígrafas, El propio de la Osa impartió en la Facultad de Artes y Letras, Taquigrafía durante 12 cursos escolares y después en el Instituto Internacional de Periodismo y en otras instituciones formó a una gran cantidad de Taquígrafos. Aclaro que tal y como nos enseñó De la Osa y me ha demostrado la práctica, una cosa es graduarte hasta con la máxima calificación de un curso de Taquigrafía, y otra cosa muy distinta es que seas realmente taquígrafo».

 

 

«Ser taquígrafo significa, sin pretender ser el ombligo del mundo, contar con una serie de cualidades, y de habilidades adquiridas para incorporar y dejar traslucir a través de la mano los signos abreviados, en el libro explicamos los cinco procesos fundamentales que se producen en el proceso cognitivo de cualquier excelente taquígrafo, y lo hacemos sobre la base de declaraciones de médicos desde la época de la Colonia».

 

«El Profesor de la Osa siempre mencionaba a algunos de sus alumnos más destacados y entre ellos citaba a María Julia Mayoral y a Pastor Batista, ambos periodistas con los que guardo una estrecha relación desde la época universitaria y que son un ejemplo positivo de utilización constante de la Taquigrafía».

 

-Creo que no sería exagerado afirmar que se percibe en nuestros más reconocidos taquígrafos ese espíritu de perseverancia, voluntad y espíritu de lucha que caracterizan al pueblo cubano. ¿Está usted de acuerdo?

 

«Por todo lo anterior puedo reflexionar acerca de que en los taquígrafos cubanos ha persistido desde el principio un espíritu de perseverancia, voluntad y espíritu de lucha, esto último dado porque los taquígrafos cubanos desde la Colonia quisieron siempre aportar lo mejor de sí al desarrollo de nuestra nación. Ejemplo de ello es el citado patriota José Ignacio Seixo, quien quiso ser masón, por ser enano no se lo permitieron, y que expresa, se recoge el documento original en el libro en el que exige, denme un fusil para defender mi patria, pero como no accedo a él, asumo la Taquigrafía como arma de combate».

 

-El desarrollo de las nuevas tecnologías hace que constantemente se plantee la disyuntiva de si lo nuevo, sustituirá en algún momento las formas más tradicionales de hacer, comunicar, escribir. Sin embargo, en la introducción del libro se plantea categóricamente que la taquigrafía no va a desaparecer. ¿Qué le hace tener esa plena seguridad?

 

«Tengo la plena seguridad que la Taquigrafía no va a desaparecer. Complementa las grabaciones y en general a las nuevas tecnologías. Y es sencillo, quienes somos taquígrafos, todo lo copiamos en taquigrafía, y entonces, como escribimos rápido a máquina, es muy fácil el proceso, a la vez estas ahorrando papel, puesto que un material taquigráfico reduce casi a la mitad lo que en español se escribe en el mismo tiempo del hablante, y el gasto de energía es mucho mayor, ya que, si es mecanógrafo profesional, o sea de estudios, pues escribes con todos los dedos y es mucho menor el gasto de energía física».

 

Tanto estas palabras del autor como el libro, confirman que la taquigrafía, o “el arte de escribir veloz”, apelativo con el que ha trascendido el tiempo, es una pasión que no abandona a quienes se enamoran de ella. Si usted lo duda, dese el placer de adentrarse en las páginas del libro y de seguro, concluida su lectura, podrá dar fiel testimonio de ello.

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